Me refugio en el yo por miedo al tu
NUEVAS FOBIAS, FOBIA A LA ALTERIDAD, Y FOBIA A LA INITMIDAD
“La mayor parte de la labor psicoterapéutica está orientada a ayudar a los pacientes a establecer relaciones más intimas, sólidas y duraderas con los otros” (Irvin Yalom, Mirar al sol, página 107).
Mi amigo Carlos Díaz dice: “Me refugio en el yo por miedo al tú”. Vivimos refugiados en nosotros mismos, aislados de los demás nos vamos aislando de nosotros mismos, pues nos exiliamos en nuestra propia isla privándonos de conocernos al desconocer al otro. Las islas del individualismo, la mentira del “yo soy yo”, nos hace caer en soledades y angustias profundas y, sobre todo, nos anulan de crecer. El crecer como dice Yalom en intimidad, implica involucrarse en nuestros vínculos, en generar vínculos más sólidos, gracias a que nos comprometemos y en poder luego sostenernos en el tiempo.
Hace poco se festejaba en redes el “día del amigo”. Más vale perder el tiempo con amigos que, con el tiempo, perder amigos. Hacer amigos, mantener una pareja, mantener vínculos con nuestras familias, sostener relaciones laborales, implica dar nuestro tiempo, que es darnos a nosotros mismos. Los terapeutas luchamos diariamente por ayudar a nuestros pacientes a que generen vínculos sólidos. En esta era donde todo son “tips” y “apps” para solucionar aspectos prácticos. Darnos tiempo para charlar con un terapeuta, con un amigo, con la pareja, una vez por semana una hora, puede ser una linda lección de mindfulness, de calma, de aprender a ser sin hacer.
Como dice Bauman, en este mundo de sociedad líquida, donde todo es “touch and go”, hay que trabajar mucho para “touch and stay”. Los padres tenemos que hacernos tiempo para “tocar” a nuestros hijos, llegar a casa y abrazar, jugar. Quedarnos con el otro y no sacarnos a nuestros hijos o nuestra pareja de arriba como algo que molesta.
El psiquismo se forma tocando también, bañar a nuestros hijos puede ser estresante, pero también es una hermosa oportunidad para conocernos y aprender del tacto. Tocar y abrazar a nuestras parejas y familia, para que nuestros hijos vivan que la empatía se vive con hechos. También en la terapia, Yalom recomienda que el psicólogo esté atento a los saludos, a un abrazo necesario, un apretón caluroso de manos, para que la “hora de terapia” no sea algo distante y frío.
“Con el alba tendrás que marcharte” canta Sabina, linda canción, pero triste para los vínculos actuales, marcharnos al otro día sin preguntar nada, sin generar otro encuentro, sin ilusionarse. Este refugio en el yo, nos convence en solitario que tenemos la razón y así nos vamos privando del otro. Este refugio en el yo nos empacha de “mismidades”, autoerotismo existencial, no preciso del otro para ser feliz. Este era puede ser cambiada y debemos ser parte del cambio, si queremos ayudar a que disminuyan las consultas por ansiedad, depresión, estrés.
La “isla del yo” me hace dejar en Facebook los amigos que no votan lo que yo voto, que son de mi mismo cuadro de fútbol, etcétera. Elimino los que piensan distinto. De esta manera el miramos la realidad por el “muro de Facebook”, que me vende lo que quiero escuchar.
“El otro me salva de la cárcel de querer ser yo mismo” dice Santiago Kovadloff. El trabajo del psicoterapeuta desde su espacio será el de ayudar a que la persona pueda sostener vínculos y crecer en intimidad. No hay mejor manera para eso que crecer en intimidad en la propia relación paciente-terapeuta. Por eso desde nuestro modelo el abordaje se intenta (no siempre se logra, claro está, por varios factores del pacientes y del psicólogo) llegar al otro, ser auténticos y empáticos, para relacionarnos entre personas y no con el “rol” psicólogo. Los roles suelen distanciarnos de los demás, suelen servirnos para el trabajo, pero luego precisamos en cada momento, ser auténticos y ser empáticos con lo que nos pasa para poder crecer.
Otra característica fundamental de la relación terapéutica que también nos sirve para la vida general, es la “autorrevelación”. Cuando el psicólogo revela algo personal con la finalidad de ayudar al otro o de ser empático con lo que está viviendo. Por ejemplo, “yo no pasé por lo que ud. está pasando, pero he vivido algo similar cuando perdí a mi madre o cuando me echaron del trabajo anterior. “Al abrirnos, y revelar algo propio, inmediatamente invitamos al interlocutor (pareja, paciente, compañero de trabajo, hijos) a hacer lo mismo. Es como que uno dice “ya di un paso”, “ahora te toca a ti”. Quedará en el otro la chance de si puede también revelar algo de sí mismo o no.
También al llegar a casa, es importante sacarnos el “rol del trabajo” el “personaje” que traigo de “empresario”, “jefe”, “subjefe”, “periodista”, el que sea. Sacarnos el personaje del trabajador, para poder llegar a casa y entrar a “trabajar de padre y/o madre”. Recuerden la máxima “Educar es cansarse amorosamente”. Para poder hospedar las frustraciones de nuestros hijos, precisamos darnos esos tiempos para salir del rol y que el hijo y tu pareja se relacionen con nosotros como personas y no con el jefe, el subjefe, el empresario…
Fobia a la intimidad es evitar en temas profundos, porque “ahora no es momento” y luego postergar así el crecer en el vínculo, manteniendo relaciones light y líquidas. Si evitamos el encuentro con el otro (alteridad) evitamos el encuentro con nosotros mismos y postergamos la felicidad. O solo nos relacionamos con los que piensan igual que nosotros. ¿Cómo vamos a crecer así? Se crece a partir de valorar al distinto, al diferente al que no piensa como yo.
Fobia a la alteridad, es por no conocerme, rechazo al otro y no me permito descubrir con quién estoy hablando. Si evito escuchar al que piensa diferente, me exilio, me autoanulo para encerrarme en lo que yo pienso y la isla así va creciendo en soledad y angustia. Es difícil crecer en intimidad si no me animo a estar solo.
Muchas veces los espacios de terapia, son esos mini lugares, que funcionan como un “snorquel existencial” (así me dijo alguien una vez). Linda imagen. Aquí puedo respirar, aquí puedo ser yo misma, dijo. Pero resulta que el “yo mismo “se nutre del otro, no hay yo sin el otro. El yo mismo es alimentar esa cárcel que dice Kovadloff, de creer que nadie puede entrar en mi vida. Siempre somos, como nos enseñó Buber, relaciones “Yo-Tu”. Nadie es solo, nadie es autodidacta, ni nadie se hace solo. Somos siendo con los otros, los otros incluyen los ex, los ex jefes, los ex novios, los ex amigos que nos ayudaron a ser lo que hoy somos. Y también incluyen las relaciones que tenemos hoy día, a medida que amplío la intimidad en mis vínculos, crezco en mi capacidad de felicidad ya que los vínculos nos sostienen en épocas tristes que tenemos que vivir. Si estoy viviendo alguna enfermedad, siempre se sobrelleva mejor si mantengo una red de vínculos que me ayudan a sobrellevarla, si estoy solo, la enfermedad propia puede empeorar.
Cortázar dice “Siempre fuiste mi espejo, de modo que para verme, tenía que mirarte”. El otro es ese espejo que me acerca a mí mismo, que me revela lo que no quiero ver. Los espejos en casa siempre nos devuelven la imagen que nosotros queremos ver. Pero el otro real, (pareja, amigos, psicólogo, compañero de trabajo, hijos) puede hacerme ver algo que nosotros no podemos ver. Es que en realidad sólo nos vemos bien en el otro, y con los otros, los que amamos y los que odiamos.
Recuerden que lo opuesto al amor no es el odio, sino la indiferencia. La indiferencia es la falta de empatía, es el “no existis” , te bloqueo en facebook, te bloqueo en Whatsapp y el bloqueo no puede durar más de una semana por miedo a que el otro luego no me acepte después cuando tenga que desbloquearlo. Tristeza actual, bloquear y desbloquear. Touch and go.
Las islas del individualismo, nos refugian, nos escondemos y atrincheramos en un yo inmaduro e infantil que todavía espera que los demás se acerquen a él. La persona sana menos reclama y más agradece. Se adelanta a lo que el otro necesita construyendo vínculos empatados y sólidos. El neurótico o inmaduro emocional se “empoltrona” en un yo narcisista, que dice “acá estoy yo y tu no te diste cuenta”. La actitud de reclamo nos aleja de los otros, la actitud de ir al encuentro, de abrirnos, de comunicar lo que sentimos sin ser agresivos, nos acerca. Para esto precisamos durar, permanecer y darnos tiempo para construir vínculos. Cuando un paciente me dice “Vengo porque quiero conseguir una pareja”. Siempre le respondo: “Metete de lleno en tus vínculos, no busques pareja, vamos a ayudarte a construir vínculos sólidos y la pareja aparecerá luego”.
Practicar la empatía en casa y en trabajo: con quien compartimos la paternidad: pareja, padres:
- ¿Cómo estas hoy? Te noto contenta /cansada / alegre. ¿Me querés contar?
- “Papa estás cansado”: Respuesta Sí, me pego un baño y ya estoy con ustedes.
- “Mamá estás con cara de triste, ¿qué pasó? Respuesta: (Si me pesca con cara de tristeza, responder con empatía a eso, porque somos “psicoeducadores emocionales”.
- Papá te veo con cara de contento, contarme algo lindo de tu trabajo.
- Adultos (padre y madre o padre solo o madre sola: llegar a casa y saludar al otro con afecto. Solo a través del ejemplo se aprende la empatía.
- Salir del “glamour del cansancio” y estar disponibles emocionalmente para nuestros hijos. Disponibles para el beso, para el abrazo y también para el “te dije que no y es no, no preguntes de nuevo” Sin agresividad y sin culpa.
- Al compañero de trabajo: ¿cómo estas hoy¿ ¿Puedo ayudarte en algo?
Practicar “crecer en intimidad en casa y en el trabajo”
- Hijo, ¿te conté que hoy un compañero de trabajo se casó?
- ¿Te conté que hoy una compañera de trabajo faltó porque su hijo estaba enfermo?(oportunidad para hablar de cómo se siente la madre, el hijo, del reencuentro).
- Al compañero de trabajo: “cómo estas, ¿nunca te conté que con mi señora nos estamos reconciliando?”.
- Vi que el otro día discutiste con el Jefe, sabés que a mí me pasaba lo mismo, ahora aprendí a relacionarme
- Hablar de las emociones y sentimientos. Todas las emociones, rabia, enojo, alegría, tristeza, miedo, son positivas, porque nos hacen crecer y nos ayudan a conocernos mejor.
- En el trabajo: “Hoy estoy preocupada porque mi hijo tiene un examen, pero dame 5 minutos que me recompongo”.
- Liderar con empatía. Valorar las emociones y los vínculos en el trabajo.
Felicitaciones por el blog y muchas gracias Alejandro. Es un placer poder tener artículos tan valiosos como éste, en un clic.
ResponderEliminarMuchas gracias Alejandro por compartir tan profunda y valiosa información, que genera valor en nuestras vidas. Hasta pronto
ResponderEliminarGracias Alejandro, por mi esposo te sigo desde las columnas en "Las cosas en su sitio", y al leer "Educar sin culpa" te convertiste en un referente.
ResponderEliminarMuy asertivo como siempre. Agradezco que compartas tu sabiduria. Si me permites comparto a otros lo que a mi me ha servido tanto para ir complementando la ensenanza que me ha sido encomendada en mi diario vivir . Dios te bendiga siempre. Saludos.
ResponderEliminarNotable!!!!!
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