Mantra para Educadores
Mantra para educadores
- Acepto que no siempre me va a tocar la compañera que quiero, ni el grado, ni el grupo, ni salón, ni el mobiliario que quiero.
- Acepto que siempre voy a tener una compañera/o más nueva/o y otra/o más “sabio” y me propongo aprender de ambos.
- Acepto el grupo que me tocó con toda sus diversidades, particularidades y desafíos (buscando siempre el lado positivo)
- Acepto a los padres con sus ansiedades y sus miedos (lógicos y comprensibles) sin juzgarlos.
- Acepto que el papá/ mamá me llame la atención para que yo identifiqué a ese niño que es su criatura (que se sumerge en el mar de las criaturas de otros)
- Acepto al director/a (nueva o no en su cargo) y acepto que no siempre pueda responderme como necesito o quiero.
- Acepto al inspector/a que me tocó, en el entendido que, como humano, es falible. Acepto que no siempre vamos a estar de acuerdo pero que podemos lograr una buena alianza.
- Acepto que no siempre el sistema va a funcionar como quiero.
- Acepto que las otras instituciones también esperan algo más de mí, sin alterarme (que revise las vacunas, que recuerde la ficha médica, que esté al tanto de los controles con el pediatra….)
- Acepto no infantilizarme ante determinadas situaciones ni sacar a relucir la fragilidad de mi adulto en situaciones que no son de mi agrado.
- Acepto que necesito paciencia, ayuda y empatía para con el otro sin caer en la pedagogía del "pobrecito"...
- Acepto que son muchos en mi grupo (y que a pesar de ello, podré desdoblarme para darle a todos los mejor de mí).
- Acepto a este niño/a que requirió toda mi energía (colgado de mi túnica durante la clase)
- Acepto que curaré lastimaduras del cuerpo y también del alma. Limpiaré narices, ataré cordones, moñas y túnicas. Abrazaré, consolaré y hospedaré todo lo que ellos necesiten.
- Acepto la ayuda que me ofrecen y soy capaz de pedirla cuando las situaciones me desbordan ( dejo el síndrome de la chacrita)
- Acepto abrir las puertas de mi aula y las puertas de mi interior para trabajar con el otro, y no contra él.
- Acepto que no siempre voy a poder cumplir mi horario de salida a rajatabla por acompañar a algún niño que su mamá/papá no retiró, recordando que soy su Maestro y su referente.
- Acepto que más allá de mi función docente soy una persona importante en la vida de esos niños y ahí dejaré la mejor de mis huellas (o trataré siempre).
- Acepto la visita de mis ex alumnos, acepto su abrazo y sus ganas de volver por un momento a su lugar en la escuela.
- Acepto que cuando la motivación no sea mi aliada respiraré y me apoyaré en el otro para lograrlo, tratando de hacer lo mismo con el otro generando una cadena de motivación.
- Acepto el enojo, acepto la bronca, la tristeza, la alegría, la empatía y todas las emociones que me depara el día, las hospedo e inmediatamente las libero.
- Acepto que debo respirar para volver a mi centro (cuando la dinámica avasalle mis planes). Abrazo mis fragilidades: mis ofensas, mis excusas, mis inseguridades, mis ganas de salir corriendo, de echar la culpa a otros, mis quejas; me amigo con ellas, las abrazo y decido que a partir de ellas haré una construcción más positiva de mi día, me hago cargo.
- Acepto que cuando me sienta abrumada/o, evitaré victimizarme para no entrar en el círculo de la queja.
- Acepto que elegí la profesión más hermosa de todas, que no me hará rico en dinero, pero que amo lo que hago !
- Acepto que en el consenso y en el disenso formo parte de esa comunidad educativa
- Aliarnos con padres colegas y sociedad es el mejor camino para recuperar nuestra legitimidad y sostener juntos la tarea maravillosa de educar !
Ps. Alejandro De Barbieri
(Para la construcción de este texto participaron padres, colegas y maestros brindando sus “ acepto “ y sumando ! Mil gracias!)
Comentarios
Publicar un comentario